sábado, 16 de noviembre de 2013

Zoológico de ilusiones

 


   Cada mañana el niño de enfrente, al verme salir de mi departamento, me hacía caras de mono, conejo, chancho y  otros animales. Sucedió todos los días de la última primavera. Soporté sus burlas como quien se acostumbra a convivir con un zoológico de ilusiones. Pero una tarde de verano decidí responder a cada uno de sus gestos. Me paré en su vereda. Dirigí la vista a su ventana situada en el segundo piso, y él, desde allí, empezó a reír y dibujó con sus gesticulaciones la cara de un gato irónico. Respondí con el ladrido de una bestia rabiosa. Sorprendido, se esforzó en revertir mi ataque simulando un rugido de tigre. Seguro de mi victoria, grité como un indio salvaje y arrojé una lanza invisible. La esquivó, se mostró atemorizado, levantó los brazos en posición de vuelo y se lanzó desde la ventana. 
   No estoy seguro de haber sentido culpa o risa cuando lo vi tirado en el césped. Sólo recuerdo que su padre, al salir del hogar y ver a su hijo llorando como un ave herida, ni siquiera me retó. Tomó al niño entre sus brazos, le besó la frente y, como un canguro, lo llevó saltando hacia la entrada de la casa.



De ‘‘Quimeras en el aire’’

Omar Ochi






jueves, 24 de octubre de 2013

Palabras de Santiago Sylvester



   Palabras del gran poeta salteño Santiago Sylvester después de leer mi libro ‘‘Historia del tiempo’’:

   Querido Omar, estuve leyendo tu Historia del tiempo y me ha alegrado encontrarme con un poeta de verdad. Hay mucha materia ahí, mucho sentimiento, muchas ganas de interpretar;  con la buena dirección y el oficio que se espera para que se convierta en destino.
   Me han gustado muchos poemas, te señalo unos pocos donde veo intensidad objetiva: La bestia, Zonda, Murciélagos, Araña. Creo que son poemas parientes entre sí.
   Muchas gracias, te hago llegar un abrazo,
   Santiago



jueves, 10 de octubre de 2013

Historia del tiempo: ''Los ocho amigos''

   Un patio y una casa… Una infancia repleta de juegos y mundos fantásticos… Ocho amigos… Una rutina… Una promesa… Un tiempo que es varios tiempos en el rostro de cada uno de estos aventureros con quienes compartí una etapa de felicidad que ya quedó escrita…
   Mario Rubio, David Farina (Negro), Rodrigo Becerra (Chori), Daniel Albornoz (Chata), David Pucheta y mis hermanos Pablo y Abel son los protagonistas o, mejor dicho, los cómplices de esta memoria.
   De lunes a viernes, improvisábamos juntadas de verano (juntar monedas para alquilar entre todos una película, construir una cancha en las vías, escuchar Limp Bizkit y Vilma Palma mientras nos burlábamos unos de otros –con cariño-, meternos en problemas, contar historias graciosas, etc…). Los sábados en la mañana jugábamos al fútbol en el potrero del barrio, armando dos equipos de cuatro y cuatro. En la tarde, viajábamos al Centro, comprábamos un juego de Playstation, paseábamos y comíamos un pancho. Al otro día, disfrutábamos nuestra rutina preferida: jugar a los videojuegos y golpear al Chata cada vez que nos provocaba en una batalla de Tekken y nos insultaba con los pensamientos.
   Si en una reunión estábamos los ocho presentes, solía anotar las fechas en una figurita deportiva. Cuando faltaba alguien, no perdíamos la felicidad, pero sentía que había un reloj incompleto.
   No puedo enumerar nuestras simples e inolvidables anécdotas, porque fueron demasiadas y cada personaje tuvo sus propios disparates. Sin embargo, en aquel 2002, les hice una promesa: les prometí que, de alguna forma, podríamos inmortalizar y escribir aquellos momentos que nadie habría de robarnos. Y así fue…
   Diez años después, gané el Gran Premio Vendimia De Poesía 2012, con un libro llamado ‘‘Historia del tiempo’’. Lo más sorprendente y milagroso es que en ese libro escribí mi infancia, las ocurrencias de los ocho amigos, el pasado, la adultez; y en la dedicatoria figuran los nombres de mi madre y todos ellos.  
   Tuve la oportunidad de presentar esa obra en la Feria Internacional Del Libro De Buenos Aires, y mañana (11/10/13), es una fecha más que importante, pues lo presento acá, en Mendoza, la tierra donde sucedió todo…

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   A veces tenemos miedo de convertirnos en Peter Pan por volver a caminar en un paraíso que ya es historia pasada. No obstante, el tiempo, de vez en cuando, también necesita una buena dosis de locura y un diálogo con los niños perdidos.



 10/10/13

Omar Ochi