viernes, 10 de abril de 2015

Al gato que durmió en otoño

De tanto mirarme la nariz y la niebla
olvidé tu lugar en el mundo…

Olvidé los espacios infinitos
donde un hombre grita sus penas
y la noche le devuelve un maullido
para consolar el llanto de esta vida
que se nos pone difícil,
pero digna de ser tallada
en la piedra de la memoria.

Olvidé que el patio y la casa
se convierten en bosque y hogar
cuando me enseñas
a dejar mis guerras en la alfombra
para acariciar tu ‘‘no tiempo’’
y valorar el arte de las cosas sencillas.

Siempre recuerdo
la estética de los pasos
que definen el retrato de tu partida:

felino beso de la soledad,
árbol de vidas y muertes
luminosas como la sombra
de la eternidad que sigues trepando…


De ''Apto para toda piedra''

Omar Ochi