lunes, 24 de febrero de 2014

Según vuelan los pájaros


                                    A mi sobrina Malena Ochi.


Anoche, mientras oías la canción de la inocencia
y danzabas y reías y eras feliz en mis brazos,
me puse a pensar
(aunque pensar es romper muñecos de porcelana)
que mañana dejaré de ser tu tiempo, tu barco,
tus puertos, tus payasos, tu superhéroe
y caminarás por las calles donde empiezan tus alas.

Tres pasos, seis cuadras, nueve kilómetros
y preguntarás los nombres de la vida,
crecerás hacia adentro y hacia el costado,
te caerás de tu primera bicicleta,
los llantos dejarán de ser monedas.
Comprarás cuadernos, carteras, teléfonos,
vestidos que pasan de moda a cada instante
y sentirás, cuando alcances todo y no tengas nada,
que hay otros tesoros en la isla de las confluencias.

Alguien te besará a escondidas del mundo
y tus padres no sabrán que, por primera vez,
has volado a cien metros del suelo.
Te harán llorar una historia de ilusiones rotas
y entenderás que ahora
no puedes comprar el amor, negociar esta lágrima, 
esos caprichos, aquella utopía;

pero nacerás en las lluvias de invierno,
atraparás diluvios, desnudarás una gota,
domarás relámpagos, sembrarás rivales y aliados,
caminarás altiva por la vereda del buitre,
te verás sonreír en tu fiesta de graduación;

elegirás tu carrera, un nuevo cielo, nuevos rumbos
o trabajarás en la tienda
donde nadie compra lo que no se vende:
tus ojos de niña y tu esencia de mujer,
tus castillos inciertos y el insomnio de tus juguetes.

Por eso vive, sueña y baila, viajera.
Juega mientras existe la vida,
escucha esta lenta canción de cuna.
Disfruta la tierra y el puerto de mis brazos
porque mañana, en la hora de la primavera,
soltaré tu mano
                         y volarás… 


De ‘‘Apto para toda piedra’’
Omar Ochi