¿Te
habían dicho que,
en
esta fragilidad de ópalos rojos
y
esta tristeza de llorar con tu mejor risa,
sos
hermosa e invencible?
Hoy
nadie podrá apagar el quinto fuego
de
la luna que ves del otro lado de tu espejo,
llanto,
espinas, impulsos, miedos;
una
niña que fue canción
y
te canta con tu boca:
‘‘¿En
verdad me convertiré algún día
en
la maravillosa mujer
que
estoy viendo con los ojos cerrados?’’.
Entonces
abrís la mirada,
el
corazón, las manos
y descubrís
que
no has dejado de ser esa niña,
pero
este nuevo paso de mujer
no
te queda nada mal
en
la ruta del dios que camina a tu lado
como
quien te ama de jueves a jueves.
De
‘‘Edel: el libro de once puertas’’
Omar
Ochi