martes, 28 de febrero de 2012

La vida de un escritor

No se habla de tus laureles,
ni de los montes  que tiemblan
ante el poder del poeta.
No se trata de verdades
la pluma que piensa y juzga
el valor estético de tus venas.

No hablo de tu antigua vida,
sino del rostro que veo
en el fondo del espejo:
espejo de tu voz en la nada,
escribiendo a oscuras,
hombre abandonado.

Hombre y dos veces dolor;
gritando sin ser oído,
llorando lágrimas que lloran.
Puedo imaginarte caminando
entre gentes y ciudades,
pero siempre caminando solo.

Puedo vestirte
con la desnudez de mis canciones,
porque ya conozco este asunto:

escribir es volver
a la semilla y la tierra,
aprender las virtudes de las piedras
y entregarse al vuelo.

Es esto que sufrís
en la cruz de las palabras
poniendo clavos en el alma
y sangrando luz en cada verso.


De ‘‘Libro del desierto’’
Omar Ochi




sábado, 18 de febrero de 2012

Con la ausencia se sabe

Con la ausencia se sabe
cuál es el verdadero nombre de una mujer
y cuántos días y cuántos pájaros volaron.

Con la ausencia se aprende
a quemar papeles en el fuego de una salamandra,
arrugar prisiones, elegir un beso.
Uno no se da cuenta
del cariño que siente por su mascota;
los pequeños crecen
y empezás a valorar el tiempo.

Con la ausencia se aprende
que el olvido tiene veredas,
canchas de tenis, niños haciendo fogata
y bocas de fuego y promesas y ausencia…

Con la ausencia se sabe
cómo es el olor de la vida,
con qué tela estaba hecho el vestido de la novia;
cuánto la extrañás, cuánto la querés,
y tu corazón de arena
sale corriendo por la calle
            (buscando lo que perdiste)
mientras tu gélida mano 
                  sigue amasando un poema.

Con la ausencia se sabe…

y la ausencia es eso:
nada, todo,
             solo ausencia.


De ‘‘Edel: el libro de once puertas’’

Omar Ochi