De
tanto mirarme la nariz y la niebla
olvidé
tu lugar en el mundo…
Olvidé
los espacios infinitos
donde
un hombre grita sus penas
y
la noche le devuelve un maullido
para
consolar el llanto de esta vida
que
se nos pone difícil,
pero
digna de ser tallada
en
la piedra de la memoria.
Olvidé
que el patio y la casa
se
convierten en bosque y hogar
cuando
me enseñas
a
dejar mis guerras en la alfombra
para
acariciar tu ‘‘no tiempo’’
y
valorar el arte de las cosas sencillas.
Siempre
recuerdo
la
estética de los pasos
que
definen el retrato de tu partida:
felino
beso de la soledad,
árbol
de vidas y muertes
luminosas
como la sombra
de
la eternidad que sigues trepando…
De ''Apto para toda piedra''
Omar Ochi
No hay comentarios:
Publicar un comentario