Afuera de la cabaña, la nieve caía
impetuosa. Adentro, Claudia acercaba sus manos al fuego de la chimenea mientras
Ariel le contaba una de sus historias… De pronto, el suelo empezó a temblar.
Los amantes abandonaron sus sillas. Corrieron hacia la ventana. Vieron una
enorme avalancha que se aproximaba a ellos y, en tan solo unos segundos,
quedaron atrapados y sepultados en una tumba de hielo. Sin fuerzas, se besaron
por última vez y los témpanos del invierno comenzaron a derretirse… ‘‘Buena
historia, pero el desenlace es muy precipitado’’, dijo Claudia, interrumpiendo
a su novio. ‘‘Sí, ya me parecía’’, contestó Ariel. Luego, ella volvió a acercar
sus manos al fuego, él volvió a pensar en un nuevo cuento y, afuera, la nieve
seguía cayendo como un mundo que se derrumba en historias blancas.
De
‘‘Quimeras en el aire’’
Omar
Ochi
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