Desde la penumbra de su habitación, la niña
escucha un ruido que proviene de la sala. Corre hacia el armario. Se esconde
entre las ropas que tal vez podrán refugiarla durante algunos instantes. Allí
permanece en silencio. Oye el sonido de una mano que mueve el picaporte, la
puerta que se abre, los pasos que avanzan por la pieza. Alguien se acerca… Se
acerca lentamente… Abre el armario… Encuentra a la niña acurrucada entre
remeras de verano y pantalones de invierno. Al verla, comienza a gritar:
‘‘¡Libre! ¡Libre a la Ivana!’’, y corre hacia el rincón del living donde hace
unos minutos contó hasta diez.
De ‘‘Quimeras en el aire’’
Omar Ochi
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