La encontré en una calle de Praga y la perdí
en todos los bares argentinos. Seguí buscándola. Recorrí los mapas de mi
conciencia. Volví a verla en los ojos de otras mujeres. La vi en la risa de una
niña sin patria. La confundí con el llanto de una muchacha que sufría en
francés. Por más que busqué y creí alcanzar el reflejo de su cuerpo luminoso en
mis noches frías, no volví a encontrar en otros labios un sabor semejante al de
su último beso. Sin embargo, en este país donde en realidad no hay nadie, sigo
inventándola…
De
‘‘Quimeras en el aire’’
Omar
Ochi
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