lunes, 3 de abril de 2017

Quimera del columpio



   Soledad quiso jugar consigo misma. Se sentó en el columpio del patio. Se meció lenta y velozmente en un movimiento que la impulsaba de un lado a otro. Cuando llegaba arriba, parecía tocar las estrellas con sus manos infantiles. Cuando bajaba, el cielo se derrumbaba ante sus pies de mujer. Atrás-arriba, sus sueños se dispersaban en el aire mítico. Abajo, todo volvía a la realidad. Adelante-arriba: el vuelo, la magia, la fantasía. Abajo: el resbalón, la caída, una herida abriéndose en la piel del tiempo… 



De ‘‘Quimeras en el aire’’

Omar Ochi 




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