sábado, 19 de octubre de 2019

Cinco formas de estar solo


Si usted quiere conocer el rostro de la soledad,
deténgase frente a un espejo.
Descubrirá, entonces,
que la soledad no es un solo hombre,
sino dos semblantes ajenos
que se miran, se hablan, se gritan,
pero no se entienden entre ellos.

*
Salga a caminar por la urbe.
Camine hacia el sur. Muera hacia el norte.
Sumérjase en la continuidad de las formas,
en un océano de gente, bocinas, anuncios
y compruebe con su tristeza
que sigue caminando solo.

*
Regrese a casa. Entre sin meter bulla.
No salude a su familia.
Siéntese frente a una caja de mundos alternativos,
encienda la máquina,
conéctese a la red social del planeta burgués
y entienda que, entre fotos, muros,
diálogos e indiferencias virtuales,
se siente más solo que antes.

*
Apague la luz de su habitación.
Cierre los ojos. Huya de los días reales.
Sueñe la gloria. Invente un crucero.
Dígale a la mujer de sus sueños: «no te amo»,
«me da igual», «no quiero herirte».
Luego mire hacia adelante:
su propia soledad le da la espalda,
se aleja en la bruma, no cree sus mentiras;
usted es un perfecto idiota.

*
Ahora mire hacia atrás:
hay una sombra con un diccionario en la mano.
Lea el diccionario:
aprenda mil formas de vida solitaria.
Converse con la sombra.
Comprenda que la soledad no es una sola mujer,
sino todos los besos, batallas, pasiones
ojos que lo observan esta noche
y descubra, en este momento,




De ‘‘Los sabores del hambre’’

Omar Ochi



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