Cuántas
noches de insomnio
serán
necesarias
para
soñarte con los ojos abiertos
y decirte
en
esa calle onírica,
bajo
este cielo de papel,
junto
a aquel árbol azul,
frente
a todas las casas en que estás
bebiendo
tu taza de té
donde
navegás
con
el nombre de un hombre
en
la punta de la lengua
y
una cuchara robada
a
los perros de siempre;
que
me crecen dos puertas
en
mi cama desierta
y se abren
para
que el hijo de tu ausencia
le
pregunte a mi sombra
cuándo
volverás a casa
caminando
en puntas de pie
y
dormirás en los brazos
que
todavía no existen.
De
‘‘Edel: el libro de once puertas’’
Omar
Ochi
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