martes, 29 de octubre de 2019

Algo parecido a la felicidad


El mate se movía de un lado a otro. El termo se elevaba a veinte centímetros de la mesa. Se inclinaba ante la ventana que reflejaba el ocaso y el patio más hermosos de Guaymallén. Dejaba caer el agua que subía la temperatura de las historias de los ocho amigos sentados en ronda, invisibles e impalpables para el mundo; bellos y eternos para la niña que los seguía recordando como los novios que siempre quiso tener.


De ‘‘Cuarenta formas de ser invisible’’

Omar Ochi



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